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Balta y Lau detrás del vidrio
La fiestonga por debajo
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Llegó nomás el día de la partida. Escala en Buenos Aires para ver a mi viejo, a mi tía, a los amigos. Lau y Balta se quedaron del otro lado del vidrio. Saludándome. Felices ellos. Feliz yo.
Laura es la mujer que elegí para reemplazarme como madre, sé que lo va a malcriar a Balta, pero se lo perdono. Se lo merecen los dos.
Hacía mucho frío en el micro a Buenos Aires. Igual, me dormí. Hasta que los gritos de una viejita desde el baño me despertaron. Había quedado encerrada. Llovía fuerte. Me acordé de las runas. De nuestra última cena juntos con Balta: recordar los personajes que desfilaron por nuestra vida en Lanzarote. Cómo nos reímos cuando me acordé de Steffi, la novia de Tom: ¿A quién se le ocurre disfrazarse de zanahoria para carnaval? La risa de Baltu me la llevo como el mejor prendedor. Ningún detector de metales de ningún aeropuerto la va a detectar.
Ví la peli que estaban dando en el micro: desastre del vuelo 383 o algo así. Ví como se morían los pasajeros cuando el avión perdía el control. La viejita de al lado rezaba. Cuándo les darán una pequeña charla de psicología a los choferes de micro.
Comenzó a sonar mi móvil.
La fiestonga de la noche se iba armando y desarmando a medida que sonaban los clin clin de mis mensajes en el móvil. La despedida. Yo quería ver a todos. A todas. Verlas ,verlos juntos. Casi como imposible ¿no? Faltaron algunos y algunas que deberían haber estado.Mori, Michelle, la Weiss, María, Pan...qué se yo. Pero bueno. Salió así. Rápido.
Se armó linda en la casa de Ale. Primero nuestra generación. Nos cagamos de risa. Después, casi a punto de despedirnos, cayó la juventus. Una maravilla. Me cargaron las pilas. Mis sobrinos y amigos. Una verdadera fiesta. Un lujo. Un placer. El único que no salió en las fotos es Paco. Pero estuvo. Y Marcelo, que sacó casi todas las fotos. Y Brit, la perra, también.
Les dejo algo de toda esa magia en las fotos. Ojalá la sientan como la sentí yo. Hasta la vuelta.