Cuando de nada nos sirve escribir...

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Sin chances ya no nos verdadearemos
es mejor así
necesariamente un holocausto digital
una antimasturbación
un voto de autocastidad... o la voluntad de morirse
de entregarse a las incesantes traiciones
seriales que conocemos pluscuamperfectamente.

Voy a quedar callado
voy a intentar decir
pero me va a ganar de mano el desaliento inútil del recuerdo
porque quemamos las naves para que no existan más puertos
porque no fue consagrado ni siquiera el primer beso
cuando elegimos la deriva
entonces el mar nos trae
y nos lleva en su vanidad infinita de ínfima grandeza
condenado por el tiempo
a obedecer la luna
condenada a la verdad que no se expresa...
de otra manera que siendo
ni en otro momento que este.

Este es un poema mínimo que me regaló Aclas Paermentier de Idóneos, Claudio David Raed Paermentier o simplemente Claudio, el turco, el mejor amigo, el sacado amigo, el pacífico más no pacifista, el pacifista más no pacífico, el que se fue a vivir a la isla que dios le regaló al diablo, diciéndole: ésto es Paraty.
Él , que nació el mismo día que mi hijo, o mi hijo que nació el mismo día que él, porque sí, porque me acompañó al Fernández como nadie nadie de mi familia y soportó mi dolor de salpingitis de amor traicionado, en el día de su cumple años, él que traía papas cuando teníamos hambre , haciendo honor a su nombre, Parmentier, que escuchaba conmigo los jadeos de la habitación de al lado, que se reía brutal cuando le hacía cosquillas con mis pies para una propaganda de dormicún o no me cuerdo qué, esa mole inmensa de ojazos tiernos que parece sacado de la Batalla del Calentamiento, de Marcelo Figueras, ese gigante que se empequeñece cuando se le borra un mensaje y siente que su vida se fue con el carnaval del éter virtual.
A él mi amor y mi descontento, por lo que no fuimos.

( la foto es de la época cuando traía las papas)